Hay dos formas de interactuar con el resto de las personas: con educación o sin ella.
Cuando estoy aburrida me planteo retos absurdos y ridículos que nadie entiende, salvo yo, que al fin y al cabo es lo que me importa. Por ejemplo: esta mañana en el autobús.
Me siento al lado de un muchacho, saco mi libro y me pongo a leer. Al rato, se acerca una parada y compruebo, por los preparativos previos, que el chaval va a salir en ella. Yo estoy sentada al lado del pasillo, así que es necesario que me levante para dejarle pasar. En los segundos que quedan para el desenlace de la situación, invento mi reto del día: no le dejaré pasar si no me lo pide por favor. Es más: no le dejaré pasar si no me habla.
Así que ahí estaba yo, con mi libro abierto por la página 299, en plena escena de tensión, y con un tipo a mi lado, semiincorporado en su asiento, esperando que salga, encabronado ya... pero eso sí, sin despegar los labios.
Muy bien, pues ahí te quedas. El autobús para y el chaval, que está muy nervioso porque ve que no le da tiempo, me empuja levemente con sus piernas. Entonces levanto ligeramente la vista y hago un gesto de interrogación con la cabeza. Y entonces compruebo que no es mudo, ni sordo, sino sólo antipático:
- Que me dejes salir -dice, con esa voz que sólo tienen los estúpidos.
- Querrás decir por favor -digo, las puertas a punto de cerrarse.
- Por favor.
Sólo la seguridad de que una discusión le hará llegar tarde al trabajo hace que diga las dos palabras mágicas y provoque mi reacción inmediata. Yo me levanto, él tiene libre la salida, las palabras mágicas han surtido su efecto.
Mañana enseñaré a otro antipático que el resto de los mortales estamos deseando escuchar su voz.
3 comentarios:
me encanta meri, sigue poniendo a prueba a la gente. Yo cuando conduzco y alguien se cruza andando y me enfurece empiezo a gesticular como si estuviese abroncándolo pero en realidad no sale ni una palabra de mi boca. La gente tb gesticula pero poco a poco se van percatando de lo inútil de la situación. Hay quien se ríe, otros no, son doblemente tontos. Un abrazo.
Querido Fernando:
Sigo poniendo a prueba a la gente, hoy casi me quedo sin ojo izquierdo por ello. He llegado a una conclusión: si la gente no tiene educación deberían prohibir esos paraguas que parecen sombrillas de terracita (para cubrir una mesa de cuatro personas)
¡Ojalá explote la ciclogénesis y ponga todos los paraguas del revés!
Un abrazo
¿De verdad dije por favor? ;-)
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