miércoles, 17 de marzo de 2010

Filosofía de la cotidianidad

Cotidiano es lo que pasa todos los días o cada uno de los días, tan cotidiano es el suelo que piso como el caminar, cuyo fin es llegar a la casa mi casa o al lugar de trabajo, lo cual es también algo cotidianamente dado.
Cotidiano también es mi encuentro en distintas esferas o secciones de la vida cotidiana: en mi trabajo, en mi ocio (entendido como el tiempo que me queda libre después del trabajo), en mi casa...
Cotidiano es eso que hago o percibo o pienso todos los días desde mi nacimiento hasta mi muerte, incluidos ambos extremos, puesto que en definitiva, son también posibilidades dadas en el ámbito de lo cotidiano.
Ahora bien, la cotidianidad no es ni algo cotidiano como el caminar o el conjunto de todos los entes que ocurren todos los días, tampoco es el conjunto de todas las posibilidades de la existencia ejercidas cotidianamente sino justamente el ocurrir todos y cada uno de los días, la índole de lo que acontece todos los días desde el nacimiento a la muerte y del comportarse con eso que ocurre todos los días (con esta amplísima definición de cotidianidad se abarca a la totalidad de los entes, nada parece escapar al ocurrir todos los días, hasta incluso el mismo filosofar parece algo cotidiano, como una posibilidad más de la vida cotidiana incorporada al mundo del trabajo profesional).
Que el filosofar sea una posibilidad de la existencia que se ejerce de modo cotidiano y que aparece en el modo cotidiano de estar en el mundo no significa que la filosofía sólo pueda ejercerse o darse cotidianamente, porque la filosofía es un enfrentarse a lo cotidiano como enigma como problema, es el hacerse cuestión radical de lo cotidiano, y eso es lo menos cotidiano posible.

No hay comentarios: