El dilema del prisionero es un experimento de teoría de juego diseñado para estudiar estrategias de cooperación y sus límites (como todos los enfoques de teoría de juegos, es un modelo abstracto y descontextualizado del comportamiento humano).
El dilema del prisionero puede formularse así: se da a dos prisioneros la oportunidad de cooperar, cubriéndose las espaldas mutuamente, o de denunciarse uno a otro. Si ambos cooperan, salen ganando (tres puntos a cada uno, pongamos). Si uno de los dos es denunciado por el otro, sabe que perderá (cero puntos) mientras que el que lo ha denunciado obtendrá cinco puntos. En cambio, si los dos desertan, y se denuncian mutuamente, obtienen un punto cada uno.
¿Qué estrategia es la favorecida por la selección natural? Bien, el resultado es maquiavélico: aunque la recompensa por cooperación es objetivamente mayor, la tentación de denunciar al otro resulta ser dominante; de modo que, sea cual sea la opción tomada por el otro jugador, la mejor opción para cada uno es siempre desertar y traicionar.
Desgraciadamente, la teoría de juegos no es válida para predecir el comportamiento humano, se han hecho juegos simulados con personas para ver cuáles eran las reacciones y hay situaciones en las que ambos ganaban más cuando ambos colaboraban. Resulta que, de vez en cuando, dejaban de colaborar porque valoraban la ganancia no de forma absoluta, sino en comparación con la ganancia del rival.
El ser humano es curioso: no es que quiera tener más, sino que quiere tener más que el otro.
2 comentarios:
Cierto: yo quiero tenerla más grande que nadie.
¿Cuántos puntos me aportaría eso en la teoría de juegos y (¡cuestión aun más apremiante!) cuántos centímetros en los "juegos reunidos"?
[Y ahora en serio: me alegro de verte activa (y con menos copypaste) :-)]
Fran:
El universo entero se ha confabulado para que vuelva a ser un torbellino de vida y no una mera espectadora del mundo, virgencita que me quede como estoy!!!
Un besote
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