martes, 19 de agosto de 2008

Mi primera religión

A los diez años se me ocurrió después de ver una película que quería tener mi propia religión de modo que antes de irme a dormir esa noche inventé un rito en pocos minutos, y le recé a mi dios imaginario. Mi papel era el de sacerdotisa suprema, única capaz de invocar a dicha deidad. Como en todos los casos, mi religión sucumbió a los pocos días, justo cuando se convirtió en pesadumbre arrodillarme frente a la cama y rezar antes de dormir - el fetichismo mató a la creencia-.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida amiga: a mi me vino a ocurrir lo mismo.

M. Román Espín dijo...

Querida Ana:
Algún día tienes que contarme en que consistía tu rito.
Un saludo