No sé cómo funciona el teléfono. ¿Cómo es que, acercándome el aparato al oído, puedo escuchar la voz de una persona querida que está lejos? Tampoco sé qué es exactamente lo que sucede cuando aprieto el interruptor de la luz y, en el acto, se ilumina la habitación que estaba a oscuras. Admiro a los inventores: si el mundo hubiera dependido de mi habilidad para crear artefactos, todavía estaríamos en la edad de piedra.
¿El agua que está dentro de los sifones ya tiene burbujas o las burbujas le entran en el momento en que apretamos la palanquita hacia abajo? ¿Cómo es el mecanismo de los relojes a cuerda? Tampoco entiendo, más allá de las frases trilladas que se leen en todas partes, en qué consisten, cómo operan, las teorías científicas más importantes del siglo XX: la relatividad, la cuántica, el caos.
Una vez, mientras estudiaba Filosofía en la universidad, quisimos formar un grupo para ir avanzando todos juntos en la teoría de la relatividad. Una amiga trajo un manual con la célebre foto de Einstein despeinado en la tapa que prometía explicar sus teorías de la manera más sencilla posible. Abandonamos a los tres meses sin haber pasado de la página seis.
¿Por qué no se caen los puentes? ¿Cómo hace el espejo para devolverme mi rostro? Para remediar tanta ignorancia, hace unos años intenté leer un libro enorme titulado "Cómo funcionan las cosas". El primer capítulo empezaba con el plano inclinado, uno de los inventos más simples. Luego explicaba cómo funcionan las llaves y las cerraduras, el arado y los molinos de viento. Hasta ahí, todo iba bien, leía un invento por día y mi ignorancia retrocedía un paso. Pero a partir del abrelatas los dibujos y las explicaciones también empezaron a hacerse más complicados. Yo miraba las ilustraciones con el mismo estupor con que una persona analfabeta podría mirar a otra que se entretiene leyendo un libro durante horas.
Abandoné en la página veinte, con la máquina de coser (aunque había llegado a tener un atisbo de cómo se formaba la puntada, lo que venía después -el cruce de los hilos por debajo de la tela, el gancho de la lanzadera atrapando la lazada del hilo y haciéndolo pasar alrededor de la bobina) me resultó incomprensible.
Guardé el libro sintiéndome aún más ignorante que al principio, pues ahora estaba segura de que jamás entendería los inventos de las trescientas páginas que nunca leería.
2 comentarios:
Sabes tambien me hecho esas preguntas tantas veces, como funcionan las cosas, desde las mas simples hasta las mas complejas. Como es posible en un segundo comunicarse con tantas personas, escribir en un lugar y que sea leido por personas en distintos lugares del mundo. Me encanta y me maravilla, y espero algun dia saber como funcionan!!
Hola María:
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Bienvenida a este rincón, un saludo : )
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