domingo, 21 de septiembre de 2008

Final sin fin

Para mi querido maestro, a quien no sabría no admirar...

"Ya no hay nada que sujetar históricamente. No hay historia cuando el pasado ya no es preparación de un futuro que es cumplimiento. Nuestro tiempo deja de ser histórico cuando se resuelve en cantidad. Y el tiempo es mera cantidad cuando lo propio del pasado es sólo ser sobre-pasado, superpasado por un presente que se consume instantáneamente en la anticipación de un futuro ya cumplido. Sin dirección, el tiempo es simple sucesión serial, el futuro ya no es la temporal dimensión cualitativa de la esperanza en que se reparen los males del pasado (presupuesto común a la historia cristiana y a la historia como progreso), sino sólo lo que viene después de ahora, un después que con velocidad creciente, “velocidad de escape”, que diría Dery, cada vez sucede antes. Cuando el tiempo se acelera así, ya no hay, como decía Rilke, durar. Ya no hay tiempo histórico en un horizonte sin el espesor del futuro, sin la profundidad temporal facultada por la imagen de la verticalidad del sentido por revelar. La antigua memoria se transforma, bajo las NTICs, en data base, en banco de datos, donde lo que se guarda no son las épocas o suspensiones o condensaciones del tiempo de la humanidad, sino los propios procedimientos técnicos. La nueva memoria sin sujeto, correlato de una temporalidad cuantitativa, asignificativa, adireccional, acéntrica, ya no es una memoria histórica, sino –por decirlo con el correspondiente barbarismo- “procedural”. En ella no se registra la peripecia de un sujeto que se autocomprende históricamente, bajo la promesa del sentido profundo, toda vez que el obsolescente sujeto se encuentra absorbido técnicamente, experimentándose cada vez más por, dentro, y con el aparato técnico, sino que lo que se registra son los límites.
Un hombre que no dispone de otra memoria que la mediada por las NTICs es un hombre ahistórico, cuyo tiempo fluye no ya sin significado, sino sin posibilidad de significación: la historia a cuyo apocalipsis o desvelamiento del significado aspiraba la revolución se queda, una vez hecha la revolución como revolución tecnológica, en nudo flujo insignificante del tiempo, pues donde no hay dirección no hay historia".

J.A. Marín- Casanova.

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